jueves, 7 de marzo de 2013

La influencia en la renovación de la tragedia: de Henrik Ibsen a Eugene O'Neill

La influencia en la renovación de la tragedia: de Henrik Ibsen a Eugene O’Neill
Introducción:
El presente trabajo tiene como objetivo estudiar brevemente la renovación de la tragedia griega hasta nuestros días; a partir de la figura de Henrik Ibsen y su influencia en posteriores generaciones, tomando como ejemplo la obra de Eugene O’Neill.
Palabras clave: Henrik Ibsen, Eugene O’Neill, tragedia, Casa de muñecas, Más allá del horizonte, teatro realista.
1.      Breve introducción sobre el concepto de influencia en Literatura Comparada:
     Dice Guyard en el prólogo de su obra La literatura comparada, que esta se refiere sobre todo a las transformaciones que cada nación y cada autor operan sobre sus préstamos. Según él, quien dice influencia, dice interpretación, reacción, resistencia y combate. Para Paul Valéry «Nada más original, pues, que alimentarse de otros, pero antes es necesario digerirlo. El león se compone del cordero asimilado» (1).
     Plantea Guyard, que el estudio de las influencias sería un género propio francés, que surge del interés de los estudiosos de saber la fortuna de los autores franceses en el extranjero. Asimismo, habla de la dificultad de estudiar la influencia, ya que aunque la obra en sí es un todo delimitado, no lo es sin embargo la opinión del público que la recibe. Habría que tener en cuenta además, la evolución de la opinión a lo largo del tiempo y en los distintos países.
     Hay que distinguir las fuentes de las influencias. Cuando hablamos de fuentes se toma el punto de vista del receptor; mientras que cuando se habla de influencias se toma el punto de vista del emisor. Teniendo esto en cuenta, distingue Guyard  cuatro tipos de influencias literarias:
1)      La personal, por ejemplo, el culto a una persona durante su vida y después de su muerte.
2)      La técnica, por ejemplo, el prestigio el drama shakespirirano en los románticos franceses.
3)      La intelectual, por ejemplo, difusión del espíritu Volteriano.
4)      Y por último, la influencia referida a los temas o planes literarios.
     Plantea Guyard, asimismo, la dificultad de estudiar las influencias, ya que aunque la obra sea un todo limitado, no lo es la opinión del público en el que esta se difunde.
(1) Cfr. Guyard M-F., La Literatura Comparada, Vergara Editorial, Barcelona, 1957, Trad.: E. Badosa, pp: 7-8.

     Podemos resumir así, que la teoría de Guyard se basa en una serie de relaciones binarias, de contacto, entre dos autores, o entre un autor y un país.
     Por otra parte, Pichois-Rousseau tienen una visión más abierta del concepto de influencia. Para ellos, la influencia, junto con la fortuna y el éxito, formarían parte de los ‘’Intercambios literarios internacionales’’, los describen como « vectores que transportan de nación a nación ideas, géneros literarios, temas, imágenes y obras enteras o fragmentarias». Son los objetos mismos que las naciones se truecan entre ellas (2). Estas transferencias se sitúan entre la producción, es decir, emisor y medio; y el consumo, el público activo y pasivo. Confiere pues una gran importancia a los intermediarios, sean traductores o instituciones como las bibliotecas o las editoriales, o los viajantes entre otros. Es de indispensable para Pichois-Rousseau el conocimiento de lenguas, el hecho de poder acercarse a una obra en su lengua original.
     Define la fortuna como «el conjunto de testimonios que manifiestan las virtudes aún vivas de una obra: se compone de éxito y de influencia. El éxito se puede calcular: viene precisado por el número de ediciones, traducciones, adaptaciones…Al éxito cuantitativo se le opone la influencia, cualitativa, el lector activo en quien va a fecundar la imaginación creadora y a hallar su fuerza para transmitirla de nuevo». El éxito es calculable, la influencia no. En definitiva, influencia es «el mecanismo sutil y misterioso mediante el cual una obra engendra a otra».
    Añade Eliot que «un autor es susceptible de recibir un estímulo creador de la admiración que siente por otro escritor. […] No imitamos, puesto que hemos cambiado; y nuestra obra es la obra del hombre transformado; no hemos tomado prestado, hemos sido despertados a la vida, y nos hemos convertido en potadores de una traducción».
     Por último, partiendo de La ansiedad de la influencia de Harold Bloom, define este la influencia como « una ansiedad irresistible, una metáfora que implica una matriz de  relaciones imaginarias, temporales, espirituales, psicológicas, todas ellas de naturaleza defensiva en última instancia. La ansiedad de la influencia es un alto complejo de malinterpretación fuerte y creativa o ‘’equívoco poético’’.
Para Bloom, es Shakespeare el autor más influyente de todos los tiempos. Aquellos que han intentado huir de su influencia, no lo han conseguido. Este autor también tenía fuentes: la Biblia, Chaucer y Marlowe eran sus principales influencias, las incluyó en su obra dando lugar a una forma de hacer dramática completamente nueva y original.
(2) Cfr. Pichois, C., Rousseau A-M., La Literatura Comparada, Editorial Gredos, Madrid, 1969, Trad.: G.Colón Doménech, pp: 84.
Enlaza Bloom el concepto de influencia con la historia de la poética, pues según él, los poetas forjan esta historia malinterpretándose unos a otros, para despejar un espacio imaginativo para sí mismos. «La influencia es, apunta Bloom, una transferencia de personalidad, un modo de desprenderse de lo que nos resulta más preciado, y hacerlo depara una sensación, y tal vez la realidad de haber perdido algo». Todo discípulo se lleva algo de su maestro.
Distingue en este proceso de creación poética seis fases:
1)      Clinamen o malinterpretación con respecto a su precursor: el poeta lee sus textos y los malinterpreta: tiene lugar el equívoco poético.
2)      Tessera: se entiende como compleción y antítesis: El poeta completa a su precursor, al leer su poema pero dándole otro sentido, como si su maestro no hubiese legado suficientemente lejos.
3)      Kenosis: movimiento de discontinuidad con respecto al precursor, ruptura.
4)      Demonización, o movimiento hacia una contrasublimación personalizada, en reacción al ‘’sublime’’ precursor. El poeta tardío se abre hacia o que cree que es el poder en el poema paterno que no pertenece al padre, sino a una categoría del ser que está más allá del precursor, de esta manera, lo sitúa en su poema, generalizándolo.
5)      Askesis o movimiento de autopurgación que procura un estado de soledad, provocando la separación del precursor y de los demás. Periodo de soledad.
6)      Apophrades: retorno de los muertos, el poeta tardío escribe la obra característica del precursor, se diría que es el maestro quien la ha escrito.
     Partiendo de esta síntesis del concepto de influencia, vamos a construir nuestra comparación entre el teatro de realismo crítico de Henrik Ibsen y el de realismo simbólico de Eugene O’ Neill, a partir de las obras La casa de muñecas de 1879 y Más allá del horizonte de 1920.
    Sin embargo, con el objetivo de dar al estudio un aspecto más contemporáneo sobre las nuevas concepciones de la tragedia teatral, vamos a tener en cuenta la teoría expuesta por George Steiner en su obra La muerte de la tragedia, y la aplicaremos al estudio de las obras propuestas.


2.      La muerte de la tragedia de George Steiner: una visión actual:
     La tragedia, tal y como la entendemos, implica una noción y una visión del hombre que proceden del mundo helénico La tragedia se opone al judaísmo, ya que en el judaísmo existe la noción de justicia: si haces el bien, Dios te recompensará; mientras que en la tragedia el hombre se ve rodeado por una serie de fuerzas externas a él, por lo que incontrolables. La tragedia es caprichosa y absurda, el judaísmo es racional: el hombre puede comprender el universo. El personaje trágico es un juguete de los dioses (3).
La tragedia tiene por base: ─La brevedad de la vida del héroe.
                                           ─ El sometimiento a fuerzas no humanas.
                                           ─Destrucción del héroe o la ciudad por no haber obedecido a                                  los dioses.
     Ahí donde en la tragedia el mal es irreparable, en el drama se puede resolver con medios técnicos o económicos, como ocurre en Ibsen.
     Sin embargo, para O’Neill, fuera y dentro del hombre está la alteridad. Existe un dios que es maligno, el destino es irremediable, se burla del hombre y lo destruye. O’ Neill, con su obsesión sobre la tragedia y lo trágico de sus obras, se aproxima más al sentido primero de tragedia.
     En la Edad Media, el concepto de tragedia no estaba ligado al teatro. Lo define Chaucer como « cierta clase de relato, según nos recuerdan los viejos libros de quien gozaba de gran prosperidad, y cayó de sus alturas, a la miseria para terminar calamitosamente». Es a partir del siglo XIV cuando se representan las primeras tragedias helénicas. Más tarde, el neo-clasicismo se opondrá a la ‘’decadencia’’ de la tragedia en la que lo trágico y lo cómico se mezclan, aparece el personaje del Bufón y se mezcla lo fantasmagórico y lo real. Con el teatro isabelino se empieza a tener conciencia de ‘’lo antiguo’’ y ‘’lo moderno’’ y comenzará toda una querella que dividirá a los autores.
      Podemos citar a varios autores que han realizado grandes tragedias como Shakespeare, Corneille y Racine. Sin embargo, ha habido una clara decadencia de la tragedia hasta nuestros días: ¿por qué? Dice Steiner:

(3) Cfr. Steiner G., La muerte de la tragedia, Editorial Azul, Barcelona, Trad.: E.L. Revol, 2009, pp: 9-11.
« Lo que aquí estoy tratando de dejar en claro es un hecho sencillo pero decisivo para la comprensión de la crisis de la tragedia moderna. Las mitologías que han centrado las
costumbres y prácticas imaginativas de la civilización occidental, que han organizado el paisaje interior, no fueron producto del talento individual».
    Esto es: «Una mitología cristaliza sedimentos acumulados en grandes extensiones de tiempo. Reúne en forma convencional los recuerdos primordiales y la experiencia histórica de la raza. […] Los grandes mitos se elaboran con tanta lentitud como el mismo lenguaje». Pone como ejemplo los miles de años de realidad tras las fábulas de Homero, o la imagen cristiana de la peregrinación, muy anterior al momento en que Dante la utilizara. Así, los mitos son los frutos de las colectividades a lo largo del tiempo, por eso, «cuando se inició la decadencia del orden mundial clásico y cristiano el vacío consiguiente no pudo ser cubierto mediante actos de inventiva privada».
     Dice Steiner que la tercera gran mitología sería fruto del marxismo que apareció por la acción política y no por maduración de las emociones colectivas. Cuenta con sus héroes, sus purgatorios y sus leyendas sagradas a los que el poeta se dirige cuando quiere buscar un contexto público para su arte. Mientras que la mitología clásica es trágica, la del cristianismo y el marxismo son antitrágicas. Es justamente aquí que se insertan Ibsen y
O’ Neill.
     La tragedia ha sufrido así una transformación: se pasa de grandes plazas públicas a salitas privadas, del verso a la prosa, de lo inexplicable a la razón. Con respecto al lenguaje, apunta Steiner que las palabras que lo componen dan la impresión de estar fatigadas, de haber perdido la multiplicidad de significados con los que Shakespeare, Dante o Montaigne las teñían.
     Con Rousseau, desaparece la idea del pecado original del hombre: el hombre no nace pecador, el hombre es bueno por naturaleza y si se corrompe, lo hará por la sociedad en la que se inserta. Esta idea se entrelaza con la mitología marxista e influye en los autores realistas que vamos a estudiar.
     Ibsen va a hacer renacer la tragedia. Sus personajes son héroes del día a día, su lenguaje se adecua con la clase a la que pertenecen, viven en una sociedad cuyos valores  ─la hipocresía, la falsa moral─ van a salir a la superficie y serán cuestionados por el autor noruego. Este toma muchas fuentes del folklore noruego y de la sociedad en que se encuentra. Su estilo se clasifica como ‘’realismo crítico’’, caracterizado por el optimismo, el ideal de justicia y la igualdad entre sexos. O’ Neill va hacia un ‘’realismo simbólico’’: el ambiente, ligado  a los personajes, influye sobre ellos y muestra con cada objeto la degradación del alma humana, llevándoles hacia un destino  del que no pueden escapar.

3.      El realismo teatral en Europa y América: de Ibsen a O’ Neill:
     A finales del siglo XVIII y principio del XIX tiene lugar la primera Revolución Industrial, y con ella un cambio que afectará a las sociedades de Europa y de América. Ibsen se inserta en este periodo; mientras que O’ Neill procede de las juventudes de la Segunda Revolución Industrial. Este contexto dará pie a un nuevo movimiento literario, el realismo, que se basa en el retrato ‘’realista’’ de una época de cambios sociales y económicos. La gente emigrará del campo a la ciudad, crecerá el proletariado, se producirá un cambio enorme en los paisajes. Se crea una clase burguesa que va a defender sus derechos frente a la disminuida aristocracia. Ibsen dibujará precisamente el abandono de los sistemas morales, la hipocresía y la mentira de esta clase a partir del retrato de personajes individuales. O’ Neill se centra más bien en personajes que viven al margen de la sociedad. Personajes que han quedado atrapados y aislados en medio del crecimiento social y económico de la América de principios de siglo XX.
     No hay que confundir lo real con el realismo. ‘’Real’’ es el mundo en el que vivimos, ‘’realismo’’ es lo que vemos cuando vamos al teatro. Es un speculum mundi, es decir, representa el mundo real, pero no lo es.
     Dentro de esta corriente podemos incluir a Anton Chejov, este ruso con estudios en medicina es un ejemplo más de autor preocupado por la sociedad de su época. Entre la dramaturgia de Chejov cabe destacar La gaviota, de 1896, o El jardín de los cerezos, de 1904. Pero sin duda es conocido por los cuentos y novelas cortas en las que relata la suerte de las clases sociales más desfavorecidas, como el campesinado, el proletariado de las grandes urbes y la burguesía. Hace aflorar en sus textos el problema de la infelicidad, del desengaño, la mentira, el hastío, la impresión de fracaso personal que embargan su generación (4). En la obra El jardín de los cerezos, por ejemplo, Chejov relata la historia de una acomodada familia burguesa que va a verse en serios problemas económicos, que serán dejados de lado para seguir con su vida, dibujada a través de diálogos vacíos, la cotidianidad y el aburrimiento, sin hacer nada para remediar sus problemas.
(4) Cfr. Benítez Burraco, A., Tres ensayos sobre literatura rusa. Pushkin, Gógol y Chéjov, Ediciones Universidad Salamanca, Salamanca, 2006, pp: 129-130.
4.      Sinopsis:
4.1.Casa de Muñecas, Henrik Ibsen, 1879: La pieza está dividida en tres actos de quince, doce y cuatro escenas respectivamente, más una escena final.  Es Navidad, Nora es una joven noruega que lleva ocho años casada con Torvaldo Helmer, ambos llevan una vida apacible y tranquila: Torvaldo ha sido ascendido en el banco, tienen tres hijos que gozan de buena salud y creen quererse. Un buen día llega Cristina, una viuda, vieja amiga de Nora. Ambas van a ponerse al día de sus vidas. Es así como Nora nos hace saber que su padre murió hace ya algunos años y que este les prestó dinero para ayudar a Torvaldo, que se encontraba gravemente enfermo y necesitaba ir a países con climas más moderados.
     Cristina, acusando a Nora de ser una burguesita que tiene todo, consigue una confesión de Nora: se ha endeudado para poder salvar a su marido. Al mismo tiempo que ocurre esto, Torvaldo recibe la visita de Krogstad, un empleado de banco, que trabaja para Helmer. Antes de irse, habla con Nora: él es la persona a la que Nora pidió el dinero y le hace chantaje para que Helmer no le expulse, a cambio de guardar el secreto de Nora, que además falsificó la firma de su padre por la suya, cometiendo un delito fiscal. Durante el segundo acto, Nora intenta convencer a Helmer para que no despida a Krogstad pero no da su brazo a torcer, por lo que Nora asume que sabrá el secreto. En un momento dado, decide contárselo a Cristina, esta, aunque es compinche  del enemigo, convencerá a Krogstad de que abandone su idea. A cambio, ambos, que eran expareja, reanudarán una nueva relación. Finalmente, aunque Nora puede evitarlo, decide que Helmer se entere, permitiendo que lea la carta donde Krogstad le cuenta todo. Este, enervado, blasfema sobre ella y le prohíbe que una mujer de su condición eduque a sus hijos, aunque por apariencia, le permitirá quedarse en la casa. En la escena final, Nora decide irse de casa y abandonar a su marido y a sus hijos, ya que han vivido sobre un matrimonio falso, siendo la ‘’muñequita’’ primero de su padre y luego de Torvaldo. Nora toma una posición de mujer libre e independiente, que elige sobre su vida y su destino, que se mantiene firme a su sistema moral, sin importarle las apariencias.
4.2. Más allá del horizonte, Eugene O’Neill, 1920: Está dividida en tres actos de dos escenas cada uno. O’ Neill presenta a una familia que vive en un paisaje rural. Los protagonistas son Robert y Edward, ambos enamorados de Ruth. En un principio, Edward y Ruth se van a casar, pero en un momento dado, Robert, soñador y enfermizo decide confesarle su amor y Ruth se dice enamorada de él. Edward, acostumbrado al campo y al sol, decide abandonarlo todo y perseguir el sueño de su hermano de ‘’ir más allá del horizonte’’, por lo que se embarca en un pesquero con su tío y se lanza a tres años de travesía. En este tiempo, Robert y Ruth se casan y llevan la finca familiar. En el segundo acto, tres años después, vuelve Edward, visiblemente más maduro, y sin rencores por tiempos pasados. Ruth, que tiene una niña aún no lo ha olvidado. Discute con Robert y le confiesa que está enamorada de Edward; sin embargo, no se lo dirá a este último puesto que Edward ha olvidado todo, y además, partirá al día siguiente en una nueva travesía. El tercer acto tiene lugar seis años más tarde que el segundo acto. Narra la última llegada de Edward que viene a ver a su hermano. Robert, moribundo, les pide a ambos que se casen para que al menos Ruth sea feliz un tiempo. Ruth cuenta a Edward el motivo de la discusión que tuvo lugar seis años atrás y Robert muere, dejando atrás una vida  de sacrificio, con una mujer que nunca le amó y sin haber realizado su sueño de salir de la finca.
5.      La revolución dramática:
5.1.El lenguaje: del verso a la prosa:
     Se distinguen en Ibsen tres periodos: un primer periodo romántico, con obras como Peer Gynt o Brand; un segundo periodo realista, con Casa de Muñecas o Espectros; y un tercer periodo simbolista con El pato silvestre o Hedda Gabler. Durante el primer tercio de la producción dramática, el autor noruego escribe en verso; pero a partir del periodo realista, empieza a utilizar la prosa. Una prosa que se adecúa al estrato social al que pertenecen los personajes, en nuestro caso, la burguesía. Los personajes ya no son marionetas teatrales, sino que son ‘’personas’’ capaces de razonar lógicamente. Evidentemente, al principio esto causó un gran revuelo, puesto que el teatro estaba ligado al verso y la prosa vulgarizaba el género. Asimismo, con esto Ibsen conseguía no solo aproximar sus personajes al mundo real, sino aproximarlos al público, de manera que la identificación fuese más directa. Siempre se ha dicho que Ibsen escribía para sí mismo; sea como sea, el hecho de que utilizase la prosa facilitaba la labor a un público no tan acostumbrado a verse reflejado en el escenario. Veamos un pasaje:

HELMER: ¿Te acuerdas de la última Navidad? Tres semanas antes, te encerrabas todas las noches hasta más allá de las doce, a hacer flores para el árbol de Navidad y a prepararnos otras mil sorpresas... ¡Uf! Es la época más aburrida de que me acuerdo.

                                                        Casa de muñecas, Acto primero, escena I.

Como vemos, Helmer utiliza un lenguaje coloquial, apropiado para la situación ─conversación con Nora, su mujer─ y de acuerdo con la clase social a la que pertenece, pues vemos que no es ni vulgar ni elevado.

HELENA: (Desde la puerta): Señora, una dama desea verla.

                                                        Casa de muñecas, Acto primero, escena I.

En el caso del discurso de Helena, la sirvienta, utiliza un tono de respeto e ‘’inferioridad social’’ con respecto a los señores Helmer.

     O’ Neill va a heredar  esta tradición de la prosa teatral; sin embargo, obsesionado por la tragedia, hará un uso más artificioso del lenguaje. Así, a menudo sus personajes ‘’recitan’’ la prosa. El uso del lenguaje en O’ Neill es más melodramático, está más cerca de la recitación pomposa que del lenguaje real. Sus personajes se ven arrastrados por grandes pasiones que no pueden controlar, por el descontento y el sufrimiento. Esto está en consonancia con su teoría teatral, en la que sus personajes se ven empujados hacia un destino pesimista, trágico e irremediable, sin salida. Su vida no tiene escapatoria ─ mientras que en Ibsen sí la tiene─, es por esto que el lenguaje utilizado está en consonancia con el drama de su existencia. Por otra parte, el lenguaje utilizado es homogéneo, es decir, no hay demasiada diferencia entre el habla de Mr. Mayo y la de sus hijos; las diferentes generaciones utilizan el mismo nivel lingüístico siendo este, como venimos diciendo, algo pomposo. Veamos el siguiente ejemplo:


Robert: ¿Te ha estado hostigando de nuevo?
Ruth: (asiente y luego tiene un arranque de rebeldía).─ Nunca deja de hostigarme. Todo lo que hago por ella le parece defectuoso. Si papá estuviese vivo aún… (Se interrumpo como avergonzada de su arranque.) Supongo que no debiera quejarme así. (Suspira.) Pobre mamá, por cierto que su vida es dura. Supongo que el mal humor se explica cuando una no puede dar un paso. Oh, me gustaría irme a alguna parte… ¡como tú!

                                                                      Más allá del horizonte, Acto I, Escena I.

     Esta técnica de O’ Neill, una especie de lirismo dramático,  muestra muy bien la tensión de la vida de los personajes. En este ejemplo, por una parte vemos a una Ruth  anclada a la granja, por la enfermedad de su madre; por otra parte hay un deseo de libertad, un ansia de vivir; y finalmente el amor que siente hacia Robert aún no confesado.

     Sin embargo, hay autores que no están de acuerdo con el uso de la prosa en el teatro, ya que lo aproxima a ‘’la prosa chillona’’ y apuestan por la poesía dramática, que une, según Eliot, la naturaleza dramática y musical con el mundo cotidiano y corriente.

5.2.: El personaje y su entorno:

     Otro de los grandes cambios que introdujo Ibsen fue el paso de las grandes plazas y palacios griegos a la descripción de una salita familiar en la que se desarrolla toda la acción. En la obra que estamos estudiando, los tres actos se pasan en una misma salita en la que se producen leves cambios, aunque significativos. Por ejemplo, entre el primer y segundo acto, y el tercero y la escena final, los sillones van a ser trasladados al centro de la escena, creando así un espacio de intimidad, más ‘’cercano’’ en el que se va a producir todo el desenlace del conflicto; y en el que Nora se sentará por primera vez frente a su marido para hablar de sus problemas. El hecho de estar sentados frente a frente es además indicio de la igualdad entre ambos.

     Otro hecho interesante es que la puerta del despacho de Helmer se encuentra a la izquierda de la escena, justo enfrente de la puerta de salida, por la que Nora abandonará el hogar. Es probablemente un marcador más de la oposición entre Torvaldo y Nora.

     A pesar de estos símbolos teatrales, la descripción general de la escena va a realizarse como si de una fotografía se tratase ─esto no es al azar, ya que Ibsen se interesó mucho en la fotografía, llegando a ser bueno en la profesión e influyendo en su concepción teatral. Veamos un ejemplo:

Sala decentemente amueblada pero sin lujo. Al fondo, dos puertas que conducen, la de la derecha al recibidor, y la de la izquierda, al despacho de HELMER. A la izquierda, en primer término, una ventana, y en segundo término, una puerta. A la derecha, en primer término, una chimenea, y en segundo término, una puerta. Entre las dos puertas del fondo, un piano. A la izquierda, cerca de la ventana, una mesa, un sillón y un pequeño diván. A la derecha, entre la chimenea y la puerta, una mesa pequeña y, a ambos lados de la chimenea, varias butacas. Un mueble con vajilla, un armario lleno de libros lujosamente encuadernados, grabados y algunos objetos de arte convenientemente distribuidos, completan el decorado de la escena, que debe estar alfombrada. Es un día frío de invierno y en la chimenea arde un buen fuego.

                                                                   Casa de muñecas, Acto I, primera acotación.

     La descripción es detallista y realista: se ajusta a la salita de una familia burguesa donde el piano y el fuego son característicos. Aunque ‘’sin lujo’’, pues su situación económica es siempre un poco intermitente. Por un lado, reflejo de la situación económica de la familia; por otro lado, Ibsen describe el cuarto como una fotografía, es decir, es como si el espectador mirase un pedazo de mundo en el que puede distinguir elementos de la sociedad real. Este marco dará pie a Ibsen para presentar a sus personajes.

     O’ Neill, pese a que lleva a cabo también una descripción detallista, va a ir más allá que Ibsen en la escenografía: en el teatro del americano, los decorados están íntimamente ligados a los personajes. El decorado envejece con el paso del tiempo y refleja la decadencia de los personajes. En Más allá del horizonte, lo que al principio es una agradable granja en verano, va a transformarse en un lugar más hostil inundado por la oscuridad, la suciedad, el polvo, las marcas de café y pisadas…El paso del tiempo está claramente presente y con ello todo el peso que tiene sobre la vida de los personajes. Veamos estos ejemplos:

Se inicia un apacible crepúsculo de mayo. Las lomas del horizonte están horaladas todavía por una tenue línea de llamas, y el cielo, en lo alto, brilla encendido por el rubor carmesí del sol que se pone. […]

[…] Andrew (viendo que Robert no ha notado su presencia, grita).─ ¡Eh! (Robert se vuelve, sobresaltado. Al ver quién lo llama, sonríe.) ¡Diablos, merecerías un premio por soñar despierto! Y ya veo que te has traído uno de tus viejos libros […]

                                                                            Más allá del horizonte,  Acto I, escena I

     Esta descripción se corresponde con la juventud de Robert y Edward, es una descripción algo melancólica, pero viva y enérgica con respecto a las que vendrán a continuación.

La habitación ha cambiado, no tanto en su apariencia como en su atmósfera general. Algunos detalles significativos revelan negligencia, incapacidad, una empresa en ruinas. Las sillas tienen un aspecto mísero por falta de pintura […]

Sra. Atikins: (con una mirada de desaprobación al cubierto reservado). ─ Robert llegará tarde a almorzar, como de costumbre. No sé por qué se lo tolera Ruth y ya se lo he dicho. Muchas veces le he sugerido: ‘’Es hora de que pongas término a esos absurdos. ¿Creerá Robert que tienes un hotel…Donde no te ayuda nadie a hacer las cosas?’’.[…]

                                                                      Más allá del horizonte, Acto II, escena I.

     El paso del tiempo está marcado en el escenario, los personajes también envejecen, su moral está más decaída, llevan el peso del pasado. Desde un punto de vista formal, la acción de O’ Neill se desarrolla prácticamente dentro de la casa; excepto la primera escena reproducida anteriormente y la última, en la que Robert, a punto de morir, sale al exterior para ver el sol, al igual que hizo en la primera escena. Podemos considerar que hay una circularidad dentro de la evolución lineal de ambas obras. En la de O’ Neill hay una evolución de los personajes a causa del peso de su pasado, a pesar de ello, vuelven al mismo punto de partida: el exterior y sus sueños de ir ‘’más allá del horizonte’’. En Casa de muñecas, la obra empieza con la entrada de Nora en su casa, y termina con la salida de esta. La protagonista sufre toda una evolución a lo largo de su obra, tomando consciencia de su existencia individual y de la independencia del hombre, reivindicando su feminidad.

      No podemos finalizar este apartado sin nombrar a Chejov, pues el autor ruso también practicó el llamado ‘’realismo simbólico’’ en el que según Kramer, «El espacio en el que se mueven estos personajes, que siempre se describe de forma objetiva, se imbrica ahora emocional y psicológicamente con las vicisitudes de su vida interna: subjetividad y objetividad se aúnan para dar lugar a un ‘’realismo simbólico’’ definido como ‘’la sutil destilación de un símbolo a partir de los elementos que componen la vida cotidiana’’». Un ejemplo significativo, sería el relato de El hombre enfundado, en el que el protagonista siempre va cubierto de los pies a la cabeza, símbolo de su afán de individualidad con respecto al resto del mundo. Dice Chejov «procuraba siempre envolverse en algo que le ocultase, meterse, por decirlo así, en una funda, para aislarse, separarse del mundo entero, defenderse de las influencias exteriores». Al final del relato, cuando el protagonista muere, todos van al entierro ‘’enfundados’’, por lo que todos se igualan al criticado y mal visto protagonista.



5.3.: La psicología de los personajes:

     5.3.1. Individual versus colectivo: Por un lado, en estos autores, sus personajes son representativos de un determinado tipo de la sociedad. Así, en Ibsen, vemos representada la clase burguesa con sus distintas pinceladas morales y sociales. Torvaldo Helmer es el banquero que se ha creado a sí mismo, que se ha hecho su hueco en el mundo de las finanzas por su propio esfuerzo; Helena es la criada, que aunque buena y con moral aceptable, no aspira a más; Krogstad es el burgués corrupto, el que intenta hacer lo que sea para ganar dinero sin importarle pisotear a los demás en su camino; cristina es la viuda, tristona, egoísta y celosa que busca a un hombre, simplemente para no estar sola , y tener alguien de quien vivir; Rank es el médico, con tintes naturalistas, es una persona buena, que ha cumplido siempre con su deber, pero que ‘’por las faltas de su padre con los excesos de la comida’’ sufre una enfermedad que lo llevará a la tumba; por último está Nora, la hija de burgueses que lo ha tenido todo en la vida, la muñeca de su padre y de su marido. Es Nora el personaje principal, el que más evoluciona a lo largo de la obra.  Como vemos cada personaje tiene algo especial que lo individualiza. Ibsen utiliza los diálogos para profundizar en la psicología de los personajes, dándole características de personalidad individual, pero con representación colectiva a la vez. Veamos el ejemplo de Nora, y la tensión entre la moral  de salvar a su marido a cualquier precio, y el deber de honrar a su padre y a su marido, lo cual hubiese implicado no falsificar la firma que le permitiría obtener el dinero prestado, pero si no lo hubiera hecho su marido habría muerto:

Krogstad: Permítame una pregunta. ¿Por qué no envió usted el recibo a su padre?

Nora: Era imposible: ¡estaba tan enfermo que hubiera tenido que declararle el destino del dinero, y en la situación en que se encontraba no podía decirle que estaba amenazada la vida de mi esposo. ¡Era imposible!

Krogstad: En ese caso hubiera sido preferible desistir del viaje.

Nora: ¡Imposible! El viaje era la salvación de mi marido y no podía renunciar a él.                    

                                                                             Casa de muñecas, Acto I, Escena XV.


     Al mismo tiempo, Nora se opone al resto de la sociedad, representa la moral, desvela el engaño de su matrimonio, se identifica y reafirma como mujer, en una sociedad en la que las relaciones son de sumisión amo-patrón, hombre-mujer; donde las mujeres pasan de la mano del padre a la del marido, sin derecho ni siquiera para tener una cuenta bancaria propia o firmar documentos legales.

     Una de las mayores innovaciones de Ibsen podemos puntualizarla en el momento en el que Nora se marcha dejando la puerta abierta. Esta puerta abierta no solo permite al lector/ espectador reflexionar sobre lo que pasa en el escenario, sino que corta radicalmente con lo que venía siendo la tragedia tradicional en el que hay un principio, un desenlace y un final. En Casa de muñecas el final es abierto, el público puede conjeturar lo que pasará con los personajes: Ibsen tiende una mano a lo que pasará más allá del tiempo dramático. O’ Neill también dejará su final abierto, con la duda del posible futuro matrimonio entre Ruth y Andrew, y la idea de una posible vida mejor.

     En el caso de O’ Neill, sus personajes son reflejo de una parte de la sociedad: representan a menudo los marginales: drogadictos, enfermos, campesinos… En el caso de Más allá del horizonte, el autor nos presenta a dos familias que viven a las afueras de un pueblecito. Encontramos entre estos personajes dos oposiciones ligadas a la vida del propio autor: por un lado está Edward, personaje rural, ligado a la tierra y al campesinado, que decidirá irse a la mar cuando descubre que Ruth no lo ama. Por otro lado, está Robert, personaje en un principio ligado a la mar, pero que para estar con Ruth, decidirá quedarse en tierra. Estos dos personajes intercambian sus destinos, Edward se convertirá en una persona ‘’libre’’ que viajará y conocerá mundo, aunque al final cometerá fraude en sus negocios por avaricia; Robert es el personaje ligado a la tierra, aunque nunca dejará de soñar con la libertad, con las historias de sus libros. Los dos personajes tienen algo de tierra y algo de mar, aunque ninguno de los dos está realmente satisfecho.

     Es importante decir que los personajes de O’ Neill están muy ligados a su vida personal. James Mayo es la imagen del padre de O’ Neill, James O’ Neill. El propio O’Neill hijo se encuentra dividido entre Robert, y su carácter soñador y enfermizo y Edward; pues el mismo Eugene O’ Neill se lanzaría a la mar durante unos años y pasaría una temporada en Buenos Aires, destino final de Edward. La vida privada de  O’ Neill se extiende a lo largo de toda su obra, por ejemplo, en Largo viaje hacia la noche, la esposa de la familia es adicta a la morfina, como la madre del autor.

5.3.2.: Interioridad del individuo: Ambos autores pretenden dibujar con precisión la psicología interna del personaje. Como dijimos antes, hay una oposición individuo-sociedad; pero al mismo tiempo, el personaje adquiere una profundidad gracias a su pasado, que conoceremos a través de los diálogos o a través de los gestos. En el caso de Ibsen, siguiendo  a Chirstian Kupchik, se podría decir que el dramaturgo queda a un lado, observando la escena y dejando que los personajes tejan sus vidas y su futuro. Así, en una ‘’tragedia  tradicional’’, Krogstad  habría seguido con su papel de ‘’malo de la historia’’ y habría dejado la carta para Torvaldo causando el desenlace final: Torvaldo, deshonrado, se enfadaría con Nora y en cierta manera la repudiaría. Lo que sucede es que Krogstad, tras la aparición de Cristina no sabe muy bien qué hacer, ya que está aún enamorado de esta. Será la propia Cristina quien, celosa de Nora, le empujará a dejar la carta. Como Krogstad, todos los personajes tienen una doble moral, creando unas tensiones que lo basculan y que le hacen dudar, dándole un lado mucho más realista y real.

     O’ Neill deja también que sus personajes tejan sus propias historias, pero de otra manera. Los personajes de O’ Neill son más melodramáticos, y su destino fatal es inevitable. La originalidad de O’ Neill radica sobre todo en llevar sus tragedias individuales a un mundo realista contemporáneo, basado en la nueva mitología marxista dela que hablaba Steiner. Los personajes no son marionetas del autor, una prueba de ello es la última petición de Robert:

Robert: Recuerda, Andy, que Ruth ha sufrido el doble de lo que debió. (La debilidad hace desfallecer su voz.) Sólo el contacto con el sufrimiento, Andy, te…despertará. Escúchame. Debes casarte con Ruth…luego.
                                                                     Más allá del horizonte, Acto III, Escena I.

    Robert dice esto teniendo en cuenta la confesión de Ruth cinco años antes cuando esta le dijo que estaba enamorada de Andrew. Piensa además en lo desgraciada que ha sido viviendo ella, dedicando su vida a una hija moribunda y a un marido enfermizo que nunca quiso. Sin haber salido jamás de la granja y cuidando de su madre durante toda su vida. Se podría decir que O’Neill, como espectador, ve evolucionar y vivir a sus personajes, más allá de lo que él pueda controlar. O’ Neill los ha creado, pero ahora no necesitan más a su creador para existir

5.3.3. La nueva temática: Otro cambio transcendente en la tragedia ibsiniana es el abandono de los grandes temas como el amor y la muerte, por el de la importancia de la verdad, de la justicia y de la igualdad entre sexos y clases. Estos temas se adecúan a los nuevos valores de la época. O’ Neill, aunque se mantendrá en temas más clásicos como el destino y el peso del paso del tiempo, la muerte ─que rodeó la vida del autor─  situará también sus historias en el medio de la post-Revolución Industrial americana, convirtiéndose en uno de los autores que mejor han conseguido renovar este género. Por último es importante marcar que ambos dramas se sitúan en el núcleo de toda vida humana: la familia y la pareja: el punto de partida de toda tragedia.

  1. Más allá del escenario:

     La última de las grandes revoluciones teatrales de estos autores, sobre todo de Ibsen, es el uso de la escena. Un aspecto de vital importancia es que no todo ocurre sobre las tablas. Por ejemplo: el hecho de que Nora se valla, dejando la puerta abierta y todo un abanico de posibilidades tras de ella sobre su devenir; o la conversación de Helmer y Krogstad en el despacho del primero, de la que luego sabrá el espectador que se trató  el futuro despido de Krogstad; llevando esto consigo el chantaje a Nora, que desencadenará todo el nudo de la obra.

     En el caso de O’ Neill no es tan claro, pero podemos extraer algunos ejemplos como la muerte de Mr. Mayo, el padre de Edward y Robert, de la que el espectador tomará conciencia por los diálogos de los personajes. Otro ejemplo sería cuando Robert, enfermo, se hace auscultar  por el médico: esto ocurre sin que el público lo vea. Mientras que están dentro de la habitación, el médico dice a Robert que debe cuidarse y que todo va bien, cuando el doctor sale (cara al público) dice a Ruth y a Andrew que a Robert le quedan unas horas de vida. Lo que el público no sabe, es que Robert se encuentra detrás de la puerta escuchando; saldrá una vez que se haya ido el médico y hará saber a Ruth y Andrew que es consciente de su situación ya que estaba espiando.  

     Estos dos ejemplos son una prueba de que lo que se ve no es todo lo que pasa y a menudo, el público toma consciencia de la situación a la vez que los personajes con lo que comparten la situación de sorpresa, miedo, aproximando la realidad y el realismo.

Antes de concluir este estudio,  a modo de resumen, veamos estas anotaciones sobre el teatro de Ibsen y de O’ Neill.

Dice Ibsen con respecto a su obra:
« Todo cuanto he escrito tiene la conexión más íntima con lo que he vivido, aun cuando estos sucesos no hayan participado de mi propia experiencia personal. En todo poema o nueva obra de teatro he buscado como fin mi propia emancipación y purificación espiritual, ya que una persona participa en la responsabilidad y en la culpa de la sociedad a la que pertenece» (5).


Apunta León Mirlas de la obra de Eugene O’ Neill:

«Así como O’ Neill tiene su temática propia, su coto de caza donde captura grandes presas del alma, así también se ha formado su método propio. Fue a buscarlo a la antigüedad helénica, pero para adaptarlo a sus modalidades, a sus necesidades expresivas. Su mayéutica, su sistema socrático de arrancar la verdad profunda a sus criaturas, es la llamada ‘’gimnasia de desenmascarar’’, que preconiza como un recurso eficaz para vencer las limitaciones realistas de la escena, los convencionalismos del teatro contra los cuales luchó toda su vida. Muchos de sus personajes usan máscaras, y éstas suelen alcanzar las dimensiones de un verdadero personaje».





           (5) Cfr. Henrik Ibsen, Casa de muñecas, Losada, Buenos Aires, Trad: Christian Kupchik, 2003, pp: 19.
            (6) Cfr. O’ Neill, Teatro escogido, Aguilar, Madrid, Trad.: L. Mirlas, 1963, pp: 21.
  1. Conclusión:

     Como síntesis y conclusión de este breve estudio, podemos afirmar que hay una influencia patente de Ibsen en O’ Neill. Por un lado está la forma realista que ambos
utilizan ─Ibsen con el realismo crítico o ‘’teatro de tesis’’, y O’ Neill con el realismo
simbólico─, procedente de una misma realidad: la Revolución Industrial que sacudió Europa y América. Por otro lado, existe una renovación del lenguaje dramático por parte de Ibsen que influirá en una serie de autores, entre ellos O’ Neill, contribuyendo cada uno de ellos, a crear los héroes, ciudades y fábulas de una nueva mitología de raíz marxista. La intemporalidad de estos dos grandes premios Nobel es lo que les convierte en dos grandes clásicos de la dramaturgia universal.

























BIBLIOGRAFÍA:

BENÍTEZ BURRACO, A., Tres ensayos sobre literatura rusa. Pushkin, Gógol y Chéjov, Universidad de Salamanca, Salamanca, 2006.
BLOOM, H., La ansiedad de la influencia, Trotta, Trad.: J. Alcoriza, A. Lastra, 2009.
GUYARD, M-F., La Literatura Comparada, Vergara Editorial, Barcelona,Trad.: E. Badosa. 1957.
             IBSEN, H., Casa de muñecas,  Editorial Losada, Buenos Aires, Trad.: C. Kupchik, 
2003.
O’ NEILL, E., Largo viaje hacia la noche, Cátedra, Madrid, 1986.
O’ NEILL, E., Teatro escogido, Aguilar, Madrid, Trad.: L. Mirlas, 1963.
PÁVLOVICH CHÉJOV, A., El jardín de los cerezos, Espasa-Calpe, Madrid, 1977.
PELLETTIERI, O., WOODYARD, G., De Eugene O’ Neill al ‘’happening’’, Editorial Galerna, Buenos Aires, 1996.
 PICHOIS, C., ROUSSEAU A-M., La Literatura Comparada, Editorial Gredos, Madrid,   Trad.: G.Colón Doménech., 1969.
SALVADOR, A., El tesoro dramático de  Henrik Ibsen, Minerva, Barcelona, 1920?.
STEINER, G., La muerte de la tragedia, Editorial Azul, Madrid, Trad.: E.L. Revol, 2001.


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